Para su realización se ha de identificar la desembocadura del conducto salivar a explorar, lo que exige experiencia, siendo necesaria a veces para ello la ayuda de sialogogos. Una vez identificado, se canaliza con una cánula especialmente diseñada para la introducción del contraste, siendo necesario, a veces, previamente realizar una dilatación que facilite su introducción. No todos los radiólogos están de acuerdo sobre el tipo de contraste a utilizar. Unos prefieren contraste hidrosolube, ya que los liposolubles, si bien permiten una mejor opacificación de los conductos y acinis, si se extravasa, se puede producir una reacción tisular de cuerpo extraño por parte del parénquima glandular. Por el contrario otros prefieren los contrastes oleosos ultrafluidos, ya que los hidrosolubles o acuosos proporcionan imágenes mal limitadas y lábiles y no permiten el estudio de la evacuación lenta del lipiodol. El contraste se va introduciendo manualmente, inyectándose unos 0´5-1´5 ml para la parótida y 0´2-0´5 ml para la submaxilar. El Wharton es más estrecho que el Sténon. Es muy importante que el volumen de contraste inyectado sea el suficiente para conseguir una buena opacificación. Como ayuda se dan tres criterios al respecto: conseguir que se produzca una sensación desagradable en la glándula, un aumento visible del volumen de la glándula y un poco de reflujo de contraste alrededor del catéter. Si la repleción no es la adecuada, se puede producir la imagen canalicular llamada en árbol muerto por un defecto de repleción y que es una imagen falsamente patológica., Consiste en la inyección de contraste radiopaco a través de la desembocadura intraoral del conducto de Sténon o Wharton. Es el mejor método para el estudio de la anatomía ductal de las glándulas salivares mayores. En el momento actual se suele realizar con técnica digital: sialografia digital., La sialografía con sustracción digital es la única modalidad de imagen estándar para evaluar la anatomía fina del sistema ductal salivar intra y extra-glandular, así como cambios anatómicos y anomalías intrínsecas de los ductos, como estrecheces, cambios por sialoadenitis, procesos autoinmunes, sialosis y sia-lolitiasis (2,9,10)..